Como casi siempre en el mundo las historias comienzan por una casualidad, algo del destino no planificado que te envuelve ingeniosamente en el conocimiento excelso de un arte o un oficio. Aquí encontrarás mi historia cervecera, desde el inicio, la construcción de Homo Cervecerus, y todo lo que vendrá.
Pues, después de un viaje al viejo continente me hospedé justamente en las cercanías de un bar que llevaba el pensado nombre de la numeración de la calle en cuyo seno se hallaban sus instalaciones. Por primera vez en la vida me enfrentaba a la realidad: existía más que aquella cerveza rubia, muy clara, amarga y barata bebida que conocía en casa.
Años después me vería visitando un reputado lugar en Bruselas, que presume de poseer el récord Guinness al bar con mayor oferta de cervezas comerciales del mundo.
En un momento dado nació Homo Cervecerus, aquel ideal del ser humano evolucionando de un simple mortal a quien conoce en profundidad las virtudes de la cerveza. Esto es en esencia Homo Cervecerus.
¿Qué pasó entre el primer y el último hito? ¿Qué siguió? Pues muchas cosas, primero estudié cervecería, microcervecería, inicié el largo camino de ser juez cervecero y he dedicado parte de mi vida académica a este arte milenario.
Es por esto, que nace este blog, con el fin de contar mis vivencias, experiencias, y otras cuestiones afines o no a la cervecería como arte y ciencia.
Si tienes interés en conocer mi trayectoria académica y profesional te invito a visitar mi página de LinkedIn, en la cual comparto información sobre mis publicaciones y diferentes actividades laborales.
¡Gracias por visitar Homo Cervecerus!