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¿Cómo fue mi primera vez?

by vinnymoy
Vinicio Moya en Pilsner Urquell.

Los humanos somos, sin lugar a duda, seres vivenciales. Pasamos nuestras vidas enteras buscando experiencias, buscando respuestas, buscando cosas que nos marquen para siempre.

A veces pienso que son solamente esos hechos trascendentes los que marcan nuestro yo. Pero no. Recuerdo, como siendo ayer, la primera vez que en el colegio me llamaron señor. También el primer concierto al que asistí. La primera vez que, por rebelde, mi padre me invitó a cambiar de lugar de vivienda de la casa parental a la fría calle. La primera vez que cociné, fue una simple menestra. El primer beso. La primera ilusión. Y por supuesto mi primera cerveza.

En este punto estoy seguro que la sociedad sexualizada te invitará a pensar que hablaré del tema. No, lo siento. Esto es Homo Cervecerus, un blog de cervezas. Nuevamente, lo siento.

Europa: la primera cerveza.

Técnicamente la primera cerveza que probé no fue en Europa, pero sí la primera que abrió mis ojos y me encontró este mundo maravilloso de aromas y sabores, de texturas y colores, de experiencias y ambiciones.

Fui a vivir, hace muchos años ya, a tierras europeas. Era un bar, que llamado The Thirty Three, se convertiría en la primera trinchera.

—¿Qué cerveza quieres probar? — decía uno de mis colegas.
—Pues la clásica de aquí. — Respondía yo inocente del tema.
—No hay una clásica de aquí. Pide la que desees.
—¿Me recomiendas una? — Pedía yo sin saber qué venía.
—Mmm, esta. Es de Alemania. — Se trataba de una Franziskaner. Gran elección.

Un día, años después, sentado frente al menú de el Delirium Tremens en Bruselas, recordaba con añoranza esta escena. De aquel día, han pasado muchas cosas: elaboraciones, copas cerveceras, estudios superiores, estudios informales, colegas, amigos, enemigos. ¿Quién diría que aquel momento cambiaría mi vida?

Delirium Cafe - Homo Cervecerus
Visita al Delirium Cafe – Bruselas. Agosto 2016.

La primera vez cocinando.

El paso siguiente de todo cervecero de corazón, es elaborar su propia cerveza.

Lo clásico, y no distinto de otros, compré un kit para hacer mis primeros 20 litros. Un kit de muy mala calidad, dicho sea de paso, y lleno de fallas y errores que el día de hoy me parecerían de gracia, pero la inocencia e ilusión de aquellos días envolvió a la experiencia en un halo de orgullo que solamente el resultado final me devolvería a mi situación real. Semanas después tiraría al caño cada gota de esos 20 litros. Ácida, agria, asquerosa.

Compré en el mercado de Santa Clara, en Quito, los primeros tachos plásticos, y las herramientas básicas requeridas. El día anterior los llené de agua de llave, dejando con cuidado un espacio para que el cloro escape y no haga perjuicio al día siguiente.

Llegó la molienda, la maceración, la cocción. Paso a paso leyendo las instrucciones del kit (llenas de errores). Y es en donde llegó la tragedia.

Fue durante el enfriado del mosto cuando mi ansiedad jugó en contra. A los 50 grados pensé que no sería tan grave tirar la levadura dentro. Lo hice, sí. Murió.

Vinicio Moya. ¿Cómo fue mi primera vez?

Hoy no sé cuántos lotes he hecho. Claro. Siempre verifico que la temperatura del enfriado sea la correcta.

La primera vez como juez.

Ya tenía tiempo en el mundo de la cervecería. Había acumulado experiencia y también seguí un curso para juez, que no cubrió mis expectativas, pero me di cuenta de que sabía mucho más de lo que yo mismo pensaba.

El vivir en Europa varios años ya me daba la base mínima de conocimiento de cómo deben ser las cervezas. También, es cierto que, siempre me ha gustado la cocina, y esto ha sido importante aliado en este camino.

Entonces, un amigo, me comentó que había la posibilidad de asistir a una copa cervecera. Mi padre siempre me enseñó que en la vida hay que ser tonto pero decidido, y no iba a dejar pasar la oportunidad.

De repente me di cuenta que estaba sentado en una mesa de cata, con jueces llenos de experiencia, con gente que sabía realmente lo que hacía. En mi primera vez juzgué con 2 de los más grandes jueces que conozco y respeto el día de hoy. ¿Quién sabía que era mi primera vez? Nadie.

Este año, en apenas dos meses, he participado en 2 copas, estoy invitado a 2 más, y tengo invitaciones lanzadas para 3 más. También, probablemente sea el primer juez ecuatoriano en participar en copas europeas.

Mi primer curso, como profesor.

Fue una tarde en la que necesitaba dinero. Las deudas me agobiaban y pensé: —Algo tengo que hacer. Mis ingresos eran suficientes para vivir, pero no para cubrir las deudas que un emprendimiento anterior me había heredado.

Recordé, entonces, a un primo mío, que dejó de lado su profesión para dedicarse a su pasión, ser mago.

Me autoconvencí que tenía que intentarlo, que podía fallar, pero que NUNCA, NADIE, me podría reclamar que no lo intenté.

Vinicio Moya. ¿Cómo fue mi primera vez?

Entonces usando herramientas básicas de diseño elaboramos nuestro primer logo y lanzamos, con temor, mucho temor, mi primer curso de cervecería. Total, yo hacía cerveza algún tiempo.

No sabía cómo hacerlo, pero a través de Facebook pagué $3,00 para una campaña publicitaria. En aquellos días las campañas de Facebook eran más eficientes.

La primera semana tuvimos 30 inscritos. La segunda 40. La tercera 60. Y al final tuvimos que hacer 4 cursos a día seguido durante dos fines de semana.

Pagué las cuotas que debía en ese mes. Pero lo importante es que empezamos la creación de la plataforma de cerveceros caseros más grande y más unida del Ecuador. Ha pasado mucho tiempo, pero siempre conversamos, somos amigos, somos colegas, somos cerveceros.

En la actualidad hemos realizado decenas de cursos. El de cerveceros caseros sigue siendo la piedra angular, pero también hemos dictado cursos sobre agua, maltas, defectos, virtudes, incluso de preparación de jueces cerveceros. Toda esa oferta puedes visitarla desde nuestra página: Cursos de Cervecería en Ecuador.

La primera entrada del blog.

Durante mucho tiempo tenía claro que quería escribir un blog y contar mis experiencias. Fue decidirme un día. Comprar el dominio, el hosting, y aprender a usar Wordpress. No fue complicado, ya que mi formación es de ingeniería.

Pero no sabía qué escribir. No importó, ya que siempre fui un buen lector, y busqué en mi imaginario qué es lo que que a mi me interesaría leer.

Ahí escribí: Hay que aprender de quien sabe hacer.

He releído ese artículo al menos 100 veces. Siempre le encuentro fallas, y lo he cambiado otras 100 veces. No importa. Siempre será el primer artículo, y por ello estará bajo mis ojos hasta el día que termine esta aventura.

Total, como decía papá: el que nada sabe nada teme.

¿Qué sigue?

Pues no lo sé. He decidido dejar de pensar en ello. He decido que como la cerveza es una bebida viva, mi blog también.

Hay muchos proyectos entre manos, muchas inversiones proyectadas, muchas críticas ganadas, muchos colegas fortalecidos. Mucho por hacer.

Creo, que al final del día, en este blog quiero plasmar más que datos técnicos, quiero contar vivencias, describir lugares, invitar a soñar en recorrer el mundo y probar y probar todo lo que nos puede ofrecer.

¡Salud!


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1 Comentario

NAA 24 de febrero de 2019 - 02:22

Gracias por compartir tus experiencias..! Se denota mucho trabajo y creatividad!!

Muy interesante
Te seguiré leyendo

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